- NEEHUEL2Ciudadano
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(FDP) Nehuel Alvarez
Miér Abr 23, 2025 4:11 pm
Nehuel Alvarez
- Spoiler:
Historia de vida
Nehuel Álvarez nació en el corazón de Cartagena de Indias, una ciudad vibrante y contradictoria, donde la belleza de sus playas y su historia colonial contrastan violentamente con la cruda realidad de sus barrios más olvidados. En uno de esos barrios creció él, entre calles de tierra, murales desgastados por el sol, y sonidos de cumbia que se mezclaban con los gritos de los vecinos y el rugido constante de las motos.
Su padre, Germán Álvarez, fue un exmilitar que nunca logró dejar atrás los fantasmas de la guerra. Callado, de mirada dura, no era hombre de muchas palabras, pero sí de muchos silencios que hablaban solos. Con el tiempo, la falta de oportunidades lo empujó al contrabando, y si bien lo hacía para alimentar a su familia, ese mundo le fue cambiando el alma. Nehuel lo veía salir por las noches sin preguntar a dónde iba. Con los años, entendió que su padre vivía en una guerra que nunca terminó.
Su madre, Nasly Vélez, era lo opuesto. Una mujer fuerte, de esas que se levantan con el primer rayo de sol y no paran hasta que cae el último. Costurera en una fábrica del centro, también vendía dulces caseros en la plaza y, a veces, limpiaba casas para pagar las cuentas. Fue su refugio, su roca, pero el cansancio y la lucha constante la fueron quebrando poco a poco. Aun así, siempre le repitió una frase: "No naciste para esto, Nehuel. Eres más que estas calles."
Pero las calles también hablan, también crían. Y mientras su madre soñaba con que él fuera médico o ingeniero, la calle le enseñaba otro tipo de saberes: cómo pelear sin perder el control, cómo moverse sin ser visto, cómo leer las intenciones de alguien con solo una mirada. En esa escuela de la vida conoció a Charli Martínez y Michael Molina, dos chicos de la cuadra con quienes compartió el hambre, las broncas, las primeras caídas y también las primeras venganzas. Se hicieron inseparables, hermanos no de sangre, pero sí de lealtad.
A los 15, Nehuel ya tenía el respeto de los más grandes del barrio. Sabía cómo hacer dinero, cómo moverse sin llamar demasiado la atención. Pero también tenía enemigos. En una noche marcada por el fuego y el plomo, un amigo de la infancia fue asesinado en una emboscada. Ese hecho lo cambió para siempre. Decidió que Cartagena ya no era su lugar. Se despidió de su madre con un abrazo largo y una promesa que nunca cumplió: “Voy a hacer algo grande, ma. Algo bueno.”
Con apenas 17 años, llegó a Buenos Aires con los bolsillos vacíos y la mirada dura. Al principio vivió en pensiones, haciendo changas, durmiendo en plazas. Pero su instinto de sobreviviente lo llevó a cruzarse con gente que vivía del otro lado de la ley. El idioma, el acento, las costumbres eran diferentes, pero la calle... la calle hablaba el mismo idioma en todas partes.
Fue así como, casi sin buscarlo, terminó involucrado con Los Ballas, una organización que dominaba gran parte del bajo mundo porteño. Al principio fue un peón más, un pibe con acento colombiano al que mandaban a hacer los trabajos sucios. Pero Nehuel tenía algo distinto: frialdad para actuar y cabeza para planear. Empezó a destacarse, a demostrar que no solo era bueno con el arma, sino también con la estrategia.
Con el tiempo, ascendió. Se ganó el respeto de todos, incluso del líder, quien lo nombró su mano derecha. Hoy, Nehuel maneja operaciones ilegales, controla territorios, resuelve disputas internas, y representa la cara más temida —y más respetada— de Los Ballas.
Pero dentro de él aún arde un conflicto. Guarda una vieja foto de su madre y una carta que nunca se animó a enviarle. A veces, en las noches más silenciosas, cuando el humo del cigarro le nubla los ojos, se pregunta si aún hay redención para alguien como él. Aunque se niega a admitirlo, sueña con una salida, con una vida donde no tenga que mirar por encima del hombro cada vez que sale a la calle.
Pero sabe que en su mundo las salidas son pocas, y todas se pagan caro. Mientras tanto, sigue su camino: con los puños firmes, la lealtad intacta y la certeza de que, en el juego del poder, o mandás… o estás muerto.
🧾 FICHA DE PERSONAJE
Nombre completo: Nehuel Álvarez
Edad: 29 años
Nacionalidad: Colombiano
Ciudad de origen: Cartagena de Indias, Colombia
Padres: Germán Álvarez y Nasly Vélez
Hermanos de calle: Charli Martínez y Michael Molina
Ocupación actual: Mafioso, mano derecha de la organización criminal Los Ballas
Nombre completo: Nehuel Álvarez
Edad: 29 años
Nacionalidad: Colombiano
Ciudad de origen: Cartagena de Indias, Colombia
Padres: Germán Álvarez y Nasly Vélez
Hermanos de calle: Charli Martínez y Michael Molina
Ocupación actual: Mafioso, mano derecha de la organización criminal Los Ballas
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- 🧒 Infancia de Nehuel Álvarez
Nehuel nació en una familia humilde, en el barrio más desfavorecido de Cartagena de Indias, una ciudad caribeña famosa por su belleza pero también por la gran disparidad social que existía entre sus habitantes. Desde muy joven, Nehuel se vio rodeado de violencia, pobreza y una sensación constante de inseguridad. La casa de los Álvarez, una pequeña vivienda de paredes de ladrillo mal pintadas, estaba situada en un vecindario donde las calles, más que calles, eran una jungla de concreto. Las primeras memorias que Nehuel tiene de su infancia están marcadas por el ruido constante de las peleas entre bandas rivales, la llegada de patrullas de policía, y la figura de su madre tratando de mantener la calma mientras su padre se ausentaba cada vez más.
Desde pequeño, Nehuel demostró ser un niño observador. Mientras otros niños corrían por las calles, él prefería quedarse al margen, mirando con atención las conversaciones de los adultos, las tensiones en los gestos de las personas, cómo los hombres del barrio resolvían sus disputas con gestos rápidos y violentos. Aprendió rápidamente que en su mundo no había espacio para la debilidad.
Aunque su padre, Germán Álvarez, un exmilitar, intentaba disciplinarlo y enseñarle valores de trabajo duro, las lecciones eran rígidas y pocas. Germán no era el tipo de hombre que le hablara de sueños o aspiraciones, sino de sobrevivencia, de la necesidad de "no ser un peso" para los demás. A pesar de su dureza, Nehuel lo admiraba, aunque rara vez lo expresaba. Su madre, Nasly Vélez, era el corazón de la familia. Ella se encargó de enseñarle el valor de la educación y el sacrificio, pero en el contexto de su vida, la educación formal era más bien un lujo que una obligación.
Educación en la infancia
Nehuel asistió a la escuela primaria en el barrio, donde, como muchos otros niños, su asistencia era intermitente. A veces no podía ir porque tenía que ayudar a su madre con las compras o porque había problemas de seguridad en las calles que obligaban a los niños a quedarse en casa. Sin embargo, siempre tuvo una aptitud natural para los estudios, especialmente en matemáticas y ciencias, aunque lo que más le interesaba era aprender sobre las estrategias de los negocios, cómo se manejaba el dinero, y cómo las personas con poder conseguían lo que querían.
El primer choque con la realidad de la vida fue a los 10 años, cuando vio por primera vez una persona asesinada cerca de su escuela. Esa imagen marcó su mente. La violencia se convirtió en algo palpable, algo que podía sucederle a cualquiera, en cualquier momento. Esa fue la primera vez que Nehuel dejó de ser un niño ingenuo.
Su madre, consciente de que la educación era la única salida posible para su hijo, decidió inscribirlo en una escuela secundaria pública en la ciudad, con la esperanza de que pudiera salir del barrio algún día. Pero la escuela no fue un refugio de sueños, sino otro campo de batalla. Los compañeros de clase provenían de diferentes partes de la ciudad y, en muchos casos, también de familias disfuncionales. Las peleas, los robos y las amenazas eran comunes, pero fue allí donde Nehuel empezó a forjar su carácter, observando cómo algunos de sus compañeros manipulaban la situación a su favor con astucia y habilidades sociales.
Los estudios secundarios y la doble vida
A medida que crecía, Nehuel empezó a alejarse de los estudios. A los 15 años, comenzó a trabajar en medio tiempo en una tienda de repuestos de motos, donde fue aprendiendo poco a poco sobre negocios informales y las redes de contactos que se manejan en el submundo. Aunque sus notas en la escuela eran buenas, comenzó a dejar de asistir con regularidad. En su cabeza, las lecciones que aprendía en el aula ya no eran útiles para el mundo que le esperaba fuera.
Fue entonces cuando conoció a Charli Martínez y Michael Molina, dos chicos que, al igual que él, vivían en los márgenes de la ley. Charli, con su carisma y capacidad de liderazgo, le presentó a una red de chicos del barrio que se dedicaban a pequeñas actividades delictivas: robos menores, extorsión, tráfico de mercancías. Aunque en ese momento Nehuel no se involucró directamente en el crimen, sí comenzó a ver cómo aquellos que dominaban la calle parecían tener el control del destino, algo que la escuela y los estudios no podían ofrecerle.
El primer roce con la ilegalidad
A los 16 años, Nehuel ya había dejado de lado la escuela secundaria. Se metió de lleno en el comercio ilícito, y comenzó a ganar dinero rápido con las apuestas y el contrabando en el mercado negro de Cartagena. Su habilidad para hacer amigos, escuchar y entender las intenciones de los demás, y su carácter serio y confiable, lo hicieron destacar. A pesar de no tener una formación académica formal, su mente estratégica y su capacidad para leer a las personas lo hacían sobresalir.
A los 17, un incidente lo cambió todo. Después de una pelea con una banda rival que terminó en una emboscada, Nehuel fue testigo de la muerte de un amigo cercano, lo que lo empujó a tomar una decisión drástica. Abandonó Cartagena y se mudó a Buenos Aires, buscando algo más allá del crimen pequeño y la violencia constante. Lo que no sabía era que la ciudad porteña lo recibiría con brazos igualmente fríos y llenos de tentaciones.

Altura: 1,83 m
Complexión: Atlética, marcada por años de entrenamiento callejero y violencia física.
Cabello: Negro, corto y bien recortado.
Ojos: Marrón oscuro, con una mirada dura y penetrante.
Tatuajes: Lleva varios tatuajes con símbolos de su pasado y lealtad a Los Ballas, incluyendo uno en el cuello con el nombre de su madre.
Vestimenta habitual: Siempre viste de manera sobria, pero elegante. Camisas entalladas, pantalones oscuros, y una cadena de oro que nunca se quita.
- Spoiler:
Procedencia y Trasfondo
Nehuel dejó Cartagena a los 17 años tras un tiroteo que acabó con la vida de un amigo cercano. Se trasladó a Buenos Aires buscando empezar de cero, pero la ciudad no le ofreció redención, sino una nueva jungla. Allí, tras años de moverse en los bajos fondos, fue reclutado por Los Ballas, una organización criminal con raíces profundas en la ciudad. Gracias a su determinación, lealtad y frialdad para tomar decisiones, fue ascendiendo rápidamente.
Hoy, Nehuel es la mano derecha del líder de Los Ballas, gestionando negocios ilegales, tráfico de armas, y resolviendo conflictos internos con puño de hierro.
🧩 Trama Actual
Actualmente, Nehuel está tejiendo alianzas peligrosas con otras bandas del sur de la ciudad, intentando consolidar el poder de Los Ballas en zonas donde antes no tenían control. En paralelo, comienza a tener sospechas sobre una posible traición dentro de la organización, lo que lo mantiene siempre alerta.
Además, guarda un conflicto interno: el recuerdo de su madre y la promesa que alguna vez le hizo de cambiar su vida. A pesar de que ahora nada parece detenerlo, una parte de él sueña —aunque lo niegue— con redención, con dejar el crimen atrás. Pero en su mundo, la única salida es la muerte o la traición… y él no piensa ser ni lo uno ni lo otro.
🧠 Características Psicológicas
Nehuel es un hombre frío y calculador, pero no por naturaleza, sino por necesidad. Ha aprendido a desconfiar del mundo, a mirar dos veces antes de dar un paso, y a mantener la calma en los momentos más oscuros. No muestra compasión a menudo, pero guarda una lealtad feroz hacia quienes considera familia. Inteligente, astuto, con una habilidad casi innata para leer a las personas. Su código moral es turbio, pero firme: la lealtad está por encima de todo.
Nehuel es un hombre frío y calculador, pero no por naturaleza, sino por necesidad. Ha aprendido a desconfiar del mundo, a mirar dos veces antes de dar un paso, y a mantener la calma en los momentos más oscuros. No muestra compasión a menudo, pero guarda una lealtad feroz hacia quienes considera familia. Inteligente, astuto, con una habilidad casi innata para leer a las personas. Su código moral es turbio, pero firme: la lealtad está por encima de todo.


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